jueves, 19 de septiembre de 2013

Persona pública

Recuerdo que de pequeño quería ser veterinario para salvar a los animales. Más bien, de pequeño, mi sueño era ser veterinario cuando fuese grande. O algo así, hasta que me dijeron que tenía que ver sangre. Eso no me gustó. Luego pensé en ser como Jack Cousteau y navegar por los mares. Esa era la vida que me gustaba y no sé si es que estaba tan errado con eso. Es algo que tal vez me gustaría y entonces me pregunto hacia dónde vamos. Hacia dónde podemos ir los hombres en esta sociedad. Dónde empieza y dónde terminan las ganas de uno y dónde están las limitaciones. Y quién las impone. El que impone esas limitaciones es uno mismo o es la sociedad toda. Y por sociedad me refiero a los modos de vivir, a aquello que elegimos como propio o como camino. A veces se dice, “éste nació para eso…” o para otra cosa. Existirá eso, me pregunto. Porque la sociedad define cuáles son las actividades, ¿existe entonces nacer para algo? De verdad yo no lo creo. Por supuesto que algunos tienen más habilidad que otros para algunas. Eso es una realidad. Por ejemplo, Messi es un crack del fútbol y no hay vuelta que darle. Yo lo vi una vez que el alquiló unos apartamentos en Buenos Aires cuando vino a Buenos Aires, estaba al lado de mi casa. Yo crucé un par de palabras con él, igual me imagino que todos deben querer hablar con él y siempre tiene que estar de buen humor para responderle a la gente. Pobre, en ese sentido, me imagino que como cualquier otra persona se debe levantar algún día sin ganas de hablar con nadie y, sin embargo, está ahí siempre disponible para cada nota. Y si no, la gente habla. Habla mal, dirá que es antipático o algo así. A veces debe ser difícil ser persona pública.